
Nacho Vegas en La Casa del Loco 30/1/2009
No debe de ser fácil ser músico de Las Esferas Invisibles, la banda que acompaña en los directos a Nacho Vegas, si no que se lo pregunten a Xel Pereda, eterno acompañante del asturiano. Las idas y venidas del cantautor pueden provocar cierto nerviosismo en el personal. Tampoco debe de ser fácil ser Nacho Vegas y es en esa genialidad en la que se apoyó el público que llenó La Casa del Loco el pasado viernes. Al final ganas de más pero gestos de gratitud ante el espectáculo vivido.
Nacho Vegas presentaba su disco El Manifiesto Desastre en Zaragoza ante un público deseoso de canciones inteligentes, es curioso el caso del gijonés, alguien que en teoría debería de estar recorriendo la escena underground de las ciudades, cuchitriles oscuros llenos de humo y vasos de tequila quebrados en el suelo, sin embargo ahí lo tienen llenando salas y salas y con gente coreando sus composiciones. Quizás sea fruto de sus coqueteos con Bunbury, Rosenvinge y compañía, quizás sea que por fin la masa ha adquirido voluntad propia, quizás…
El caso es que en mejores o peores condiciones el concierto comenzó con La plaza de la soledá, de su disco Cajas de música difíciles de parar. Los problemas de sonido seguirían presentes durante todo el concierto, afectando principalmente a la voz de Vegas que si ya de por si es susurrante en ocasiones apenas se percibía ante el ruido general. Continuó destripando su última obra, Detener el tiempo, Dry Martini, Un desastre manifiesto, Crujidos, en la que Xel Pereda acompañó al banjo y se tomó tiempo para repasar excelentes creaciones como el vals circense Gang Bang o las más aplaudidas Días Extraños y Secretos y Mentiras de El tiempo de las Cerezas, su disco compartido con Bunbury.
Con un Nacho Vegas al borde de la extenuación o del coma etílico, no se sabe muy bien se llegó a la parte final del espectáculo; la banda se despidió con Morir o matar, y volvió tras diez minutos de incertidumbre y posterior monólogo del cantautor para terminar la velada con El hombre que casi conoció a Michi Panero, dejando al público con las ganas de escuchar El ángel Simón, otra vez será.
A pesar del sonido, a pesar de la actitud de Nacho Vegas y a pesar de todo lo demás la audiencia disfrutó repasando las palabras emergidas del alma del Nick Cave español que en casa a la luz de las velas y con la comida bien reposada se saborearán mejor.
Nacho Vegas presentaba su disco El Manifiesto Desastre en Zaragoza ante un público deseoso de canciones inteligentes, es curioso el caso del gijonés, alguien que en teoría debería de estar recorriendo la escena underground de las ciudades, cuchitriles oscuros llenos de humo y vasos de tequila quebrados en el suelo, sin embargo ahí lo tienen llenando salas y salas y con gente coreando sus composiciones. Quizás sea fruto de sus coqueteos con Bunbury, Rosenvinge y compañía, quizás sea que por fin la masa ha adquirido voluntad propia, quizás…
El caso es que en mejores o peores condiciones el concierto comenzó con La plaza de la soledá, de su disco Cajas de música difíciles de parar. Los problemas de sonido seguirían presentes durante todo el concierto, afectando principalmente a la voz de Vegas que si ya de por si es susurrante en ocasiones apenas se percibía ante el ruido general. Continuó destripando su última obra, Detener el tiempo, Dry Martini, Un desastre manifiesto, Crujidos, en la que Xel Pereda acompañó al banjo y se tomó tiempo para repasar excelentes creaciones como el vals circense Gang Bang o las más aplaudidas Días Extraños y Secretos y Mentiras de El tiempo de las Cerezas, su disco compartido con Bunbury.
Con un Nacho Vegas al borde de la extenuación o del coma etílico, no se sabe muy bien se llegó a la parte final del espectáculo; la banda se despidió con Morir o matar, y volvió tras diez minutos de incertidumbre y posterior monólogo del cantautor para terminar la velada con El hombre que casi conoció a Michi Panero, dejando al público con las ganas de escuchar El ángel Simón, otra vez será.
A pesar del sonido, a pesar de la actitud de Nacho Vegas y a pesar de todo lo demás la audiencia disfrutó repasando las palabras emergidas del alma del Nick Cave español que en casa a la luz de las velas y con la comida bien reposada se saborearán mejor.
Stabilito, D.
Nacho Vegas al borde del coma etílico?que raro..jaja.
ResponderEliminarMuy buena crónica,thanks!
Un abrazo