1.- Ver a un amigo actuar en el Principal (Zabaleta con Tartufo) emociona, y mucho. Escuchar los aplausos dirigidos en parte a una persona conocida es algo indescriptible, quizás intento empatizar con él pero no lo puedo imaginar. El teatro, desde luego, no son conciertos de Diego Stabilito.
2.- Leer el libro que ha escrito una amiga (Pitarch y su Chador Azul) emociona y mucho. Escrudiñar cada palabra de un viaje imborrable en su memoria es algo indescriptible, imposible de empatizar con ella.
3.- Rodearse de gente con inquietudes es algo grato y que todos deberíamos de hacer. Ansío el volver a escuchar La Llorona en la voz de Leticia y el dedicar el Hallelujah de Cohen a una persona cercana que ha perdido a un ser muy querido. Todo eso será mañana para los que quieran empatizar conmigo.
PD: la foto, claro, es del saludo final de los actores de la Escuela de Teatro de Zaragoza.
1 comentario:
El concierto del viernes incrementa aún más si cabe su carga sentimental y calidad humana.
Publicar un comentario