Les perdí la pista hace unos cuantos años. De hecho fue sacar
Zurich y desaparecieron de mi mapa. Aquel ente geográfico e ideológico de una época en la que daba gusto codearse con todo el panorama musical aragonés. Noches de conciertos en las que incluso se hablaba constructivamente de música. Una época en la que cada Jueves, Viernes y Sábado se convertían en rituales místicos a la búsqueda del grupo perfecto.
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