Corría el año 1993. Por aquel entonces el Real Zaragoza tenía un equipazo (Higuera, Poyet, Pardeza, Esnaider...) que se alzaría con la Copa del Rey (gracias Alejo). Mi corazoncito de 10 años comenzaba a interesarse por ese deporte y por un equipo que no era nada del otro mundo pero tenía rayas rojas, blancas y pantalones azules. Casi nada. Además su presidente salía siempre caricaturizado en el programa de Alfonso Arús, no podía ser nada malo. Y entonces llovían nombres: Moacir, Kosecki, Manolo, Caminero, Sabas...no seguía con atención sus partidos me allá que se quedó el recuerdo. Ya con doce años era fan aférrimo de los Pantic, Simeone, Penev, Kiko y hasta de Vizcaíno que tampoco era muy allá. En mis partidos de infancia siempre me pedía ser Pantic, aquel diestro de poco pelo y mucha edad que las clavaba sin pensar. Por supuesto el Atlético ganó la Liga y la Copa del Rey (en la Romareda). Allí estuve con mi amigo Padilla esperando que salieran los jugadores, y únicamente uno se paró y firmó mi papel arrugado. No podía ser otro que el Cholo Simeone. Los años de instituto sirvieron para ganarme el apodo de Cholo, no sólo por el futbolista, mis padres llevaban llamándome así años y años (son grandes buscadores de apodos y si mi hermana era Sidral yo termine siendo: chicho, cholín y finalmente cholo). El amor por ese equipo creció más si cabe con el fichaje de mi idolatrado Esnaider...a partir de entonces recuerdos como la derrota contra el Ajax, el descenso, la derrota en la Copa del Rey de Toni, los dos añitos en el Infierno, la explosión del niño Torres, don Luis Aragonés, el Kun genial y el Kun maldito, la copa de Quique Sánchez Flores y por fin ayer, el gran triunfo frente al Athletic de Bilbao. Hoy soy feliz por un deporte tonto, por el circo para el pueblo. Lo reconozco. Espero que el Domingo sea más feliz y el espíritu de Nayim se dé una vuelta por Getafe....
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