Claro, uno que respeta y admira la lírica y la poética como el que más, intenta afrontar una crítica difícil a tenor de lo acontecido en la noche anterior. Y no es que sea difícil porque el concierto no cumpliera las expectativas, que lo hizo y de qué manera; el asunto es complicado al tener que analizar la explosión de palabras sufrida ayer en la cabeza del que ahora escribe y recapacita. Javier Ibarra ha tomado la ciudad, el país, qué demonios, ha tomado el mundo y lo ha hecho suyo, a su imagen y semejanza. El que antaño respiraba versos etílicos ahora continúa con el mismo estilo pero con la variedad que otorgan las canas. Y buceas en Coltraine, en Davis, en Ellington y compañía, y el experimento funciona porque no desechas a Lou Reed ni tan siquiera a Hendrix o a los Deep Purple. [Leer la crónica completa]
16.7.12
Diario de Yo - Crónica de Kae. O Jazz Magnetism en el Anfiteatro de la Expo de Zaragoza
Os dejo aquí la crónica de Kase. O Jazz Magnetism en el Anfiteatro de la Expo de Zaragoza:
Claro, uno que respeta y admira la lírica y la poética como el que más, intenta afrontar una crítica difícil a tenor de lo acontecido en la noche anterior. Y no es que sea difícil porque el concierto no cumpliera las expectativas, que lo hizo y de qué manera; el asunto es complicado al tener que analizar la explosión de palabras sufrida ayer en la cabeza del que ahora escribe y recapacita. Javier Ibarra ha tomado la ciudad, el país, qué demonios, ha tomado el mundo y lo ha hecho suyo, a su imagen y semejanza. El que antaño respiraba versos etílicos ahora continúa con el mismo estilo pero con la variedad que otorgan las canas. Y buceas en Coltraine, en Davis, en Ellington y compañía, y el experimento funciona porque no desechas a Lou Reed ni tan siquiera a Hendrix o a los Deep Purple. [Leer la crónica completa]
Claro, uno que respeta y admira la lírica y la poética como el que más, intenta afrontar una crítica difícil a tenor de lo acontecido en la noche anterior. Y no es que sea difícil porque el concierto no cumpliera las expectativas, que lo hizo y de qué manera; el asunto es complicado al tener que analizar la explosión de palabras sufrida ayer en la cabeza del que ahora escribe y recapacita. Javier Ibarra ha tomado la ciudad, el país, qué demonios, ha tomado el mundo y lo ha hecho suyo, a su imagen y semejanza. El que antaño respiraba versos etílicos ahora continúa con el mismo estilo pero con la variedad que otorgan las canas. Y buceas en Coltraine, en Davis, en Ellington y compañía, y el experimento funciona porque no desechas a Lou Reed ni tan siquiera a Hendrix o a los Deep Purple. [Leer la crónica completa]
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