Parpadeo.
Una y otra vez.
Y al final decido cerrar el círculo vicioso, para que negarlo, me estaba matando.
Soñé que soñaba que aquella sombra no era la mía y desde una óptica llena de pesimismo y adornada con un poco de atención a mi persona decidí que lo mejor era deshacerse de ella. Correr, huir, saltar hasta que se retorciera de dolor.
No fue un error de conciencia, ni un acto de renuncia, solamente fue eso, nada.
Con calma reflexiono y doy con la solución que no es otra que adornar mi nuevo sofá Made in China con la forma de mi trasero.
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