8.2.10

Cuentos de Nadie - Típico muchacho.


El muchacho menea su cuello de pitón mientras anda por las calles del casco antiguo. Cada paso suena entre chapoteo y bofetada y su respiración, entrecortada, le recuerda que aún sigue en este mundo. Piensa en la suerte que tienen los vecinos del inframundo de Domingo a Jueves, en sus horas de sueño, relajación y nula sinceridad. Se atusa los rizos de la cabeza esbozando una mueca de preocupación. En ese mismo instante una paloma blanca se empotra contra la calzada provocando un estallido de vísceras y sangre. Mal presagio.
El muchacho encoge su cuerpo para alcanzar la única pluma impoluta, blanca, pura y suave como una nube. La guarda en su bolsillo y sigue caminando. Es de los típicos cuyos ojos únicamente pueden ver lo bello.

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