3.1.11

Diario de Yo - Ale-gato II


La habitación sigue fría. Escribo únicamente escuchando el molesto ruido que producen las teclas pulsadas del ordenador. Se han perdido las buenas costumbres. Los ojos sudan problemas, los pies asienten y en la televisión las moscas bailan por el júbilo que provoca la audiencia mayor de cincuenta años. Todo es de color de verde, como el chiste. Las chicas ríen, a carcajadas, la exageración tiene tetas y una gran vagina. Y sí, crece musgo en las rocas de la Trinidad. Yo me pregunto que haría Buñuel con mi cuerpo, enjuto, flácido y sin tensión alguna. También pienso en Salvador, en Aldous e incluso en la madre del cordero, pero no encuentro respuestas válidas. Sólo los que estén solos conocerán el riesgo de la vida, el enfrentamiento con el progenitor y la posterior muerte del miembro viril, socio de honor de algún club de poca monta. Me pierdo en palabras buceando en sus significados y esbozo una gran mueca de aprobación. Otro año más dando bien, dando mal o dando regular pero dando y recibiendo que es lo importante. Comprobemos que los cinturones están abrochados y dispongámonos a hacerle el amor, one more time, a la sábana. A la santa y a la maldita, que las rebajas comienzan la semana que viene.

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