31.3.05

El rojo te sentaba mejor

La luz de una vela trataba de iluminar la habitación, en vano...demasiados metros cuadrados para un haz de luz tan diminuto. La hamaca crugía cada vez que el viejo la mecía, una y otra vez, una y otra vez. Una lágrima en el suelo. La vida se le acababa y sentía que no la había aprovechado, que la había dejado pasar. Recuerda moribundo aquella guerra, en la que nadie ganó pero su bando fue el único perdedor, las represalias en el pueblo fueron duras. Gritos confundidos con disparos...asesinos...todo el tiempo ocultándose en las sombras, su verdadero yo no podía salir a la luz, le descubrirían y la consecuencia sería la muerte, su muerte. Quizás eso hubiera sido mejor que pasar cuarenta años mintiéndose, llevando una vida engañado...y ahora le duele. Vivir ¿para qué?,¿para quién?...

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