8.9.05

El ladrón de musas V

Un amargo sabor a sangre me despertó. El sucio espejo me mostró una imagen que ya había visto mucho antes. Mandíbula desencajada, ojeras, barba de cuatro días y la boca manchada de un rojo intenso. Se puede decir que había tocado fondo.
No lograba recordar nada en un periodo de tres o cuatro días, quizás cinco. Busqué respuestas por la habitación, nada, no había nada. Una cama con las sábanas llenas de líquido de color carmín, me extrañó la liquidez de lo que pensaba que sería sangre.
- El viento se lo llevó, lo arrastró, él no quería, tú tampoco. Es la más bella historia jamás contada y te la regalo a ti, solamente a ti.
La suave voz no se había largado, seguía conmigo. Sin haberme dado cuenta me había convertido en el ladrón de musas, poco a poco comencé a recordar.
Después del encuentro en el bar secuestré a la linda muchacha, la poseí y la deseché en aquel callejón sin salida. Luego marché a casa y caí rendido, fue tanta la inspiración que me proporcionó queme superó. La próxima vez tendré más cuidado.

- Hoy es el día.Un poco de cuerda, miles de guindas embadurnadas en delicioso chocolate, papel y una pluma...no necesitaba nada más...

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